miércoles, 13 de octubre de 2010


Tomé una pala y me marché hacia la nada, camine por horas y horas con un mapa en mi mano hasta llegar a un lugar donde no sabía que existía. Comencé a cavar, cavé por horas y horas, metros y metros hasta pensar que al fin era suficiente. La bolsa que llevaba en mi espalda la arroje allí, y ahí quedó. Tapada por toneladas de tierra, o tal vez no tanto, pero tapada al fin. Me percaté de que todo pareciera normal y salí caminando por otro lugar. Aquel mapa lo incendie, así nadie encuentra la bolsa que tiré. Nunca nadie lo encontrará, ni siquiera yo misma se donde queda ese lugar.




*Allí estaban los deseos y esperanzas.



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