Resumen de mi día: Hoy fue un día de lluvía, viento y frío en Capital Federal. Como todos los días de la semana me levanté 6.30 a.m para ir a la facultad. Resulta que hoy, no tenía ganas de nada. Tal vez era una combinación entre frío, sueño, ojos hinchados por llorar y demás.. cosas normales en una adolescente, si es que adolescente me puedo llamar. Como no prestaba atención a nada, no agarré el paraguas y salí con mi campera y un frío que cortaba. Caminé dos cuadras y llegue a la parada de colectivo. Mientras esperaba a que llegara, empezó a llover con todo. Claro, Jorgelina que estaba en una situación de autodestrucción propia no se iba a correr para pararse debajo de un techito de por ahí, no. A todo esto, el colectivo, linea 106, no llegaba, y una señora de alta edad con su paraguas y apenas caminaba se colocó debajo del techito. Esperando también el 106.
A todo esto, el colectivo venía por la esquina, y yo no me había ni enterado, la viejita en toda la lluvía camino como pudo y lo paró. Me miró y me dijo: Subi primero nena, mira como estas.
Fue ahí que la miré y pense: lo único que me falta darle lastima a una anciana. Subí, estuve todo el camino a la facultad mirando el piso conteniendo las lágrimas. Y llegué. Para que? Si ni bien saludo a mis compañeros me preguntan como estoy y no me contuve más. Y así fue mi inicio del día. Eso si, el hambre no me lo sacaste. No, no.
Y como dijo Roberto: Al final, la vida sigue igual, hey!
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