lunes, 24 de marzo de 2008


Es extraño… ¿Te extraña? Creo que si. Dejame decirte que a mi también. Me había dormido en medio de tu desprecio. Hoy me levanté, y dudo que puedas detenerme ahora. Te veo en muchos rostros, y como un virus quisiera poderme infiltrar. Me enseñaste que existir no significaba estar vivo, y quisiste enseñarme que tan solo me debía resignar. Pero salí de ahí, aprendí a hablar, aprendí a ser, y apenas abrí mi primera puerta. Te dije hasta luego y nos vemos, porque se que nos volveríamos a encontrar. Y si, es cierto, lograste que nunca fuese feliz, y aun hoy no puedo serlo, pero me hace feliz el verte derrotado ante mi fuerza, ante la que creías más débil, ante la que nunca iba a ganar. No importa que nada valga hoy para mi, no importa que nada ya me importe, solo me importa mirarte y hacerte callar, y desde mi rincón comenzar ahora a hacer justicia, a pelear y a combatir, aunque termine hecha pedazos, pero no voy a parar ni siquiera para pensar que hago, porque solo a eso he venido, y no tengo sed de nada más, agarraré cada arma del camino, y las que hoy día ya puedo comprar porque hoy ya nada me interesa. Y cuando pise tu cima lo gritaré a los cuatro vientos, y derramaré mi amor en sangre para los pocos que me han enseñado que también se puede amar. Entonces bajaré en lo que se tarda un rayo, para no volver jamás, será mi “primer y único vuelo” pues ya nada más me quedará…

No hay comentarios: